Hace un millón de años, durante el pleistoceno, un antepasado del tigre, el Smilodon, también llamado como tigre de dientes de sable, debido a la forma y al tamaño de sus impresionantes colmillos, habitaba en la franja más septentrional de Asia, un territorio que entonces gozaba de un clima benigno y estaba poblado por bisontes, alces y renos. Cuando las primeras glaciaciones del cuaternario obligaron a estos grandes herbívoros a desplazarse hacia regiones más cálidas, los antepasados del tigre siguieron la ruta de estas presas y, en su lento avance hacia el sur y el oeste, colonizaron las estepas, los bosques, las mesetas y las montañas de todo el mundo, a excepción de Oceanía y Madagascar. Algunos de estos tigres se acantonaron en el sudeste de Siberia, donde evolucionaron hacia un animal similar al tigre actual. Después, cuando una nueva glaciación convirtió la región en una zona inhóspita, tuvo lugar otra migración masiva y sólo una pequeña parte de la población permaneció donde estaba, luchando contra el frío y la baja densidad de presas. Los descendientes de esta población norteña son los actuales tigres de Siberia, los mayores felinos de la actualidad. Los demás colonizaron varias zonas de Asia y dieron lugar a múltiples subespecies, una de las cuales, la subespecie tipo (Panthera tigris tigris), es el tigre de Bengala y en la urbanización Río Negro hay uno muerto.